Para el común de las personas el
problema de los precios del petróleo, el
déficit fiscal, de la balanza de pagos y de la balanza comercial, la devaluación, recortes
en gasto e inversión etc. no son de su dominio, lo cual no significa que no los
afecte, o peor aún que sean los mas afectados.
No es del caso explicar porque
llegamos a este punto, sin embargo si es posible reconocer que los sectores con
mayores niveles de vulnerabilidad y pobreza, incluso sectores importantes de
clase media sean los más afectados, producto
de la dislocación de los mercados, y del papel
del Estado, en tanto agente potenciador de estas mismas crisis, es decir
planteamos el escenario realista donde las comunidades quedan desamparadas
incluso de aquellas políticas marginalistas, asistencialistas (Plan desarrollo
2014-2018, recorte 26%, movilidad social).
La economía surge entonces desde el enfoque territorial, donde se
expresan los conflictos porque el conflicto no es ya en la fábrica, en la empresa,
o en contra el Estado, como empleador, la desvinculación del trabajador como
asalariado, o como asegurado en la actual crisis lo convierte en desasegurado, endeudado con el gota a gota,
el dessisbenizado, o el extranjerizado, porque ya ni un pedazo de anden le es
permitido como vendedor ambulante. Se trasladan así estos niveles de conflictividad,
al barrio, comuna, la calle, vereda es decir al territorio.
En esta realidad, que es envolvente donde se
genera esta ruptura de acceso ingresos, monetario, (informalidad y
desempleo en Tunja es del 75%) en los extremos de la crisis, se imponen otras categorías
que no son económicas, salario, dinero, crédito etc. Surge entonces la
necesidad de incluir categorías sociales, como es el fiado, el trueque
(intercambio de bienes y servicios sin que medie el dinero), el comedor comunitario,
convite, etc. Es decir una relación donde no media ningún sentido de utilidad más
que la social, en este caso las categorías y experiencias son múltiples, es una
ruptura radical con el utilitarismo inhumano neoliberal.
La ruptura entre valores de usos
y valores de cambio, llevan a que se potencien otras formas, de relación disimiles,
que entran a formar, nuevos valores del común inexplicables como el de la solidaridad, el
mutualismo se construye una realidad contra sistémica, donde priman las
necesidades con métodos innovadores, de gestión de recursos, como pueden llegar
a imponerse las huertas caseras, solidaridad de las mujeres para el cuidado de
los niños, incluso experiencias de llegar al préstamo en dinero para aquellos
miembros de la comunidad que cumplan con estándares de buen comportamiento, méritos
populares etc.
Comunidades de 32 deptos, en Planeta Paz,Bogota Feb 2015 |
A esto es a lo que podemos
llamarle una nueva economía política, que es amenazante en tanto construye
nuevos valores de relacionarse socialmente, no como un gueto sino como
respuesta positiva a una crisis que potencia las nuevas insurgencias, (no
armadas, post conflicto ), para exigir del Estado y la sociedad, sistemas de reparto,
de distribución, de justicia es un proceso dialéctico donde la crisis deviene
en potencia, en formas organizativas y respuestas
políticas superiores, donde podemos estar en el camino de la salida del túnel.
Como pensar a Tunja desde la
solidaridad, taller de trabajo este Miércoles 25 febrero Hora 5 pm, en la Sede el Debate Cra 10 ·20-35 Segundo piso , NO FALTE.
PEDRO PABLO SALAS HERNANDEZ
CONCEJAL TUNJA