Boyacá, A propósito del debate político y la cumbre de Alcaldes.
Esta finalizando una década, que para algunos analistas nos ha colocado, frente a un retroceso monumental, la profundización de la política social, como meta para llegar a todos los rincones de la geografía del departamento, no se tradujo en un mejoramiento de los indicadores que demuestren que frente a la superación de la pobreza se avanzó, el mejoramiento en salud, y la masificación de la educación, su calidad y pertinencia deben ser sometidos a un análisis, que permita valorar su estado.
El cumplimiento de las políticas nacionales, por los dos últimos gobiernos que han orientado a Boyacá, la aplicación las medidas del modelo han sido plenamente cumplidas, frente al modelo que se impuso en lo social, y en el desarrollo económico en el programa ´´hacia un estado comunitario´´ del presidente Álvaro Uribe Vélez. Una aplicación de corto plazo y una de mediano y largo plazo plan 2019.
Un concepto, de estado disminuido, y unos programas de agendas regionales de competitividad, dan a Boyacá la condición de un departamento con atrasos estructurales históricos frente a la prioridad de buscar salidas en mercados externos, buscando mercados y productos, globalizar sus vocaciones productivas, de allí que sea ejemplarizante que entre los productos que en el plan de desarrollo ¨´para seguir creciendo¨´ se expresen, como potenciales exportadores las plantaciones del siglo XIX, cultivos de cacao, uchuvas, y la quinua, lo que no es mas que un contrasentido y atraso frente al abandono de los cultivos tradicionales no transables y cuyo mercado es para el consumo domestico.
Los errores, de concepción y la carencia para plantear un modelo de desarrollo original, para Boyacá esta llevando a una destrucción de los sectores del pan coger, economía campesina y la microempresa, se promueven políticas para concentrar las oportunidades en los más fuertes, como en el caso de los productos cárnicos y lácteos, y el manejo del recurso hídrico, mega proyectos turísticos, frente a las agresivas normas, para la competitividad, los menos aptos quedan en atraso y mueren, en la practica es un modelo de exclusión sin oportunidades para los que se quedaron rezagados, Boyacá hoy no tiene agenda para su sector productivo, lo reflejan los presupuestos de la gobernación y la política crediticia, o profundización bancaria que no llega al 97%, de los pequeños productores y empresas de la región.
Las vocaciones de explotación minera, y de cultivos como las flores, no generan desarrollo y están en entredicho como sectores generadores de empleo, a pesar de las ventajas tributarias, son vulnerables frente a mercados externos, o a crisis cambiarias como sucede actualmente, en donde Boyacá es perdedora con la crisis de la siderúrgica. Se ha convertido en un departamento que le va peor, en crisis o recesiones como la actual, frente a otras regiones y ante un modelo que le da más a los ricos, como el actual, al departamento le están quedando los pobres, sus alcaldes administran según Acción social, $8.810. Millones de pesos atendiendo a 82.292 familias en acción, 173.806 escolares, del nivel uno, lo que es una muestra de la pobreza, y la falta de oportunidades, la clase dirigente de este departamento ha sido incapaz de construir un párrafo de un modelo propio hacia el desarrollo de la región.
PEDRO PABLO SALAS HERNANDEZ.
Concejal de Tunja.
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