La literatura económica, ha producido cualquier cantidad de ensayos y trabajos muy importantes sobre el tema de la crisis económica que agobia al mundo y en particular a países semi industrializados como Colombia.
Es totalmente equivocado hacer abstracción de la globalización, y sus impactos en realidades regionales, por ello es que el tema de la economía y la política van de la mano, ¿Como sustraerse del deterioro laboral que viven departamentos como Boyacá?, ligados estos, a la crisis global del precio del acero, de la conformación de mercados monopolizados por algunas cuantas empresas, que controlan e imponen precios y que son capaces de determinar los mercados de materias primas, como el carbón e imponer a su vez condiciones laborales desventajosas en las regiones donde se ubican dichos capitales; es una realidad regional, el modelo que atrae inversión extranjera, con incentivos laborales y rebaja de impuestos, deteriora la relación capital trabajo, hace crecer las utilidades empresariales a expensas de los salarios, por ser sectores con un indicador muy alto de modernización o capital fijo con incentivos para sustituir capital por trabajo, no demandan mano de obra, por el contrario generan mayor desempleo.
Lo que es la realidad para el sector industrial del departamento, no se aparta el mismo concepto y las mismas políticas que se aplican en el sector agrario. Boyacá se quedo rezagada del modelo agro exportador, que impulsa el gobierno nacional y un puñado de ricos en el país, que hacen énfasis en los productos de tardío rendimiento ligados especialmente a materias primas para la producción de biocombustible, los demás son sectores que se rezagan y Boyacá es un departamento que tiene productos que no son competitivos frente a los importados entre otras razones, por que su sistema atrasado en tecnología, e infraestructura no le permite niveles básicos de competitividad como bienes transables, aunque representan un aporte importante para el mercado interno.
Estos dos sectores jalonadores de empleo en Boyacá son duramente golpeados en la actual coyuntura, lo que obliga a un planteamiento estructural para su solución. En la década de los años 30 y 40 del siglo pasado M. Kalecki, planteo que el estado debía asumir un papel dinamizador y redistributivo, ya que el mercado por si solo conduce a desaciertos que se convierten en un mayor atraso y profundización del desempleo, al igual que J. Keynes recomendaron políticas de construir demanda a través de déficit fiscal, e inflaciones controladas, que permitan un mayor uso de la capacidad instalada del equipo existente, sin que la nueva inversión sea la principal fuente de crecimiento, los análisis lo hicieron para economías parecidas a la colombiana. Con base en experiencias reales M. Kalecki estableció que una adecuada política monetaria y cambiaria, haciendo que los ricos paguen un mayor impuestos por las rentas empresariales, es posible superar el desempleo y la desigualdad social, teoría que fue aplicada en Israel y que posteriormente retomaron los países Asiáticos con los éxitos de todos conocidos.
Un error graso es debilitar los ingresos de los asalariados, ya que no solo pierden los trabajadores y aumenta la pobreza, sino que en el mediano plazo caen las mismas rentas capitalistas al deteriorar la demanda efectiva. La política de debilitar ingresos con el 3.6% de incremento salarial se convierte en un autogolpe para los que hoy dirigen la nación y en la cual hay una responsabilidad de los lideres regionales afines al Uribismo, que en la coyuntura buscaran los votos de los ciudadanos que ellos con su activismo pro establecimiento han contribuido a empobrecer.
PEDRO PABLO SALAS HERNANDEZ.
Concejal de Tunja y Coordinador del PDA Boyacá
Es totalmente equivocado hacer abstracción de la globalización, y sus impactos en realidades regionales, por ello es que el tema de la economía y la política van de la mano, ¿Como sustraerse del deterioro laboral que viven departamentos como Boyacá?, ligados estos, a la crisis global del precio del acero, de la conformación de mercados monopolizados por algunas cuantas empresas, que controlan e imponen precios y que son capaces de determinar los mercados de materias primas, como el carbón e imponer a su vez condiciones laborales desventajosas en las regiones donde se ubican dichos capitales; es una realidad regional, el modelo que atrae inversión extranjera, con incentivos laborales y rebaja de impuestos, deteriora la relación capital trabajo, hace crecer las utilidades empresariales a expensas de los salarios, por ser sectores con un indicador muy alto de modernización o capital fijo con incentivos para sustituir capital por trabajo, no demandan mano de obra, por el contrario generan mayor desempleo.
Lo que es la realidad para el sector industrial del departamento, no se aparta el mismo concepto y las mismas políticas que se aplican en el sector agrario. Boyacá se quedo rezagada del modelo agro exportador, que impulsa el gobierno nacional y un puñado de ricos en el país, que hacen énfasis en los productos de tardío rendimiento ligados especialmente a materias primas para la producción de biocombustible, los demás son sectores que se rezagan y Boyacá es un departamento que tiene productos que no son competitivos frente a los importados entre otras razones, por que su sistema atrasado en tecnología, e infraestructura no le permite niveles básicos de competitividad como bienes transables, aunque representan un aporte importante para el mercado interno.
Estos dos sectores jalonadores de empleo en Boyacá son duramente golpeados en la actual coyuntura, lo que obliga a un planteamiento estructural para su solución. En la década de los años 30 y 40 del siglo pasado M. Kalecki, planteo que el estado debía asumir un papel dinamizador y redistributivo, ya que el mercado por si solo conduce a desaciertos que se convierten en un mayor atraso y profundización del desempleo, al igual que J. Keynes recomendaron políticas de construir demanda a través de déficit fiscal, e inflaciones controladas, que permitan un mayor uso de la capacidad instalada del equipo existente, sin que la nueva inversión sea la principal fuente de crecimiento, los análisis lo hicieron para economías parecidas a la colombiana. Con base en experiencias reales M. Kalecki estableció que una adecuada política monetaria y cambiaria, haciendo que los ricos paguen un mayor impuestos por las rentas empresariales, es posible superar el desempleo y la desigualdad social, teoría que fue aplicada en Israel y que posteriormente retomaron los países Asiáticos con los éxitos de todos conocidos.
Un error graso es debilitar los ingresos de los asalariados, ya que no solo pierden los trabajadores y aumenta la pobreza, sino que en el mediano plazo caen las mismas rentas capitalistas al deteriorar la demanda efectiva. La política de debilitar ingresos con el 3.6% de incremento salarial se convierte en un autogolpe para los que hoy dirigen la nación y en la cual hay una responsabilidad de los lideres regionales afines al Uribismo, que en la coyuntura buscaran los votos de los ciudadanos que ellos con su activismo pro establecimiento han contribuido a empobrecer.
PEDRO PABLO SALAS HERNANDEZ.
Concejal de Tunja y Coordinador del PDA Boyacá
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