PEDRO PABLO SALAS HERNANDEZ
“El orden global precisa mucho
desorden local para no tener nada que temer”
Zygmunt Bauman
“Todo lo solido se desvanece”
Carlos Marx
Si nos acogemos a la tesis de que la opinión local de
la gente en los territorios cada vez cuenta menos, en términos del realismo
político ya que vivimos tiempos de la subvaloración de la opinión, de las
personas en un mundo desregulado y que estamos camino a una mayor
precarización de la población, donde aumentan los niveles de pobreza,
desvinculación, angustia, incertidumbre y miedo frente al futuro,
tendríamos que reconocer que las relaciones entre las personas el poder y la
política ha cambiado y lo que logramos a través del accionar político
como un acuerdo de voluntades es muy poco. De aquí que sea necesario formular algunas preguntas en torno a
que esperamos frente a lo que nos es posible hacer y frente a la
pérdida del Estado de socorro desde los espacios locales y territoriales.
Presentar esta hipótesis no necesariamente debe
concluir en escepticismo pero si a niveles de realismo en el que está en
juego realidades, como es el del debate político, si aún podemos hablar
de proceso de elección de ciudadanos “libres”, que como lo plantea la
teoría neo clásica (Olson,1993 ) los individuos tienen la posibilidad de
decidir entre la mejor forma de gobierno, frente a la elección de su destino,
las mejores posibilidades de bienestar, de decidir cómo queremos vivir en
sociedad según nuestro parecer. Frente a este postulado podemos
escoger quien nos represente, nos gobierne. Enfrentamos una profunda dualidad o
sí creemos en el camino que plantea
otras salidas como es el de una esperanza de “comunitarismo”
producto de luchas colectivas, para hacer de Boyacá un departamento más
justo.
En este marco podríamos formularnos para el
departamento de Boyacá algunas inquietudes que tendríamos que proponer, si
creemos que podemos pensar como sociedad estas inquietudes que consideramos
deben ser resueltas, dando por supuesto, que estamos sobre poderes facticos,
privilegios y sobre aquellas decisiones que se toman extraterritorialmente,
como son los impuestos, títulos mineros, recorte de transferencias,
endeudamiento, privatización de la salud, perdida del Estado de socorro,
transnacionalización etc. Formular como sociedad a
las personas que buscan representarnos es parte de un ejercicio democrático, en
el supuesto de que nuestro voto tiene una utilidad pública.
En primer orden, señalemos la preocupación frente a la
creciente contradicción que se agudiza en entre usos y vocaciones del
suelo. En nuestro departamento con profundos impactos ambientales y sociales,
si por nuestra condición de territorio agrícola, forestal y eco sistémico.
Según el informe del IGAC 2017, en Boyacá el 50% del suelo está mal utilizado,
esta sobreexplotado, rompe con la búsqueda de un equilibrio de los
factores de producción como es el de tierra, agua, trabajo y
capital.
Esto conlleva no solo a una pérdida de productividad,
sino que se convierte en una acción perversa de deterioro de recursos y bienes
de usos común, que van mucho más allá de la propiedad privada, ya que están
destinados a cumplir una función social (González,2016).
¿Cómo es posible hacer productiva
esta tenencia de la tierra?
¿Cómo responder a las demandas
normativas del gobierno que colocan a Boyacá con la mayor cantidad de áreas de
páramo del país con 534.000 Hectáreas el 54% del total de área del
departamento?
Foto tomada de http://www.igac.gov.co/igac |
¿Cuáles son las tierras que han de
destinarse como protección donde se demuestra que armonizar uso y vocación del
ordenamiento territorial, esta tierra debería sacarse del mercado, para ponerlas
en función de la conservación y como se compensa a las comunidades que habitan esta
ruralidad?
¿No estamos acaso en un debate de
mayor alcance político al tener que discutir el tema de la distribución de ingresos
con base en los excedentes que se dependen del recurso hídrico?
Otro elemento importante que no puede faltar en las
decisiones que se derivan de la forma como la sociedad plantea las respuestas a
la creciente pobreza estructural, es la desigualdad, permeados como estamos de
ideología individualista de “hazlo tú, lo que no puedes lograr con tu
esfuerzo asi sea atacando a tu vecino, a tu hermano, no lo puedes lograr”.
Es
necesario pensar cómo podemos vivir juntos, hacernos semejantes en un
departamento donde la segregación urbana y rural, son cada vez más evidentes,
donde las rentas producto del extractivismo minero, energético, del control
monopólico del agua, y de las rentas urbanas están cada vez más
concentradas, donde el comercio está siendo capturado por el sector financiero,
donde los bancos se transforman en tiendas (D1),Ara,Justo y bueno, éxito etc.
donde no cuenta el precio de la venta de los huevos, sino el flujo de la
liquidez monetaria como lo dijera Aurelio Suarez, sacrificando las
solidaridades de la cara conocida de la tienda de la esquina, donde existe un
deterioro de las relaciones sociales, y nuestros miedos e inseguridades son
copadas por las sirenas de los motos de la policía que nos advierten que están
protegiéndonos para que esos extraños, jóvenes pobres, pandilleros
miserables no van a atentar con nuestra seguridad y donde nos encerramos
amurallamos en nuestro miedo, donde la intolerancia ha venido
aumentando y estigmatizando a una parte de la población que vive en zonas
periféricas, donde cada vez somos mas extraños unos a otros, esta ruptura del
tejido social que tiene causas en la creciente nivel de miseria que golpea a
nuestra población, con base en este miedo se montan plataformas políticas
para el 2018.
¿Cómo podemos asumir una elección?
Como es posible que en ciudades como Tunja los grandes
urbanizadores que construyen en promedio 300.000 mts₂ año, solo paguen una
parte de los $1.300 millones por impuesto de urbanismo, mientras la ciudad
colapsa en su movilidad y las autoridades locales se hacen indiferentes, frente
a esta perversa inequidad donde con los impuestos de los pobres pagan el costo
del urbanismo, donde las plusvalías finalmente quedan en
manos de rentistas de la tierra, inmobiliarios y sector financiero? ?¿Como es
posible que una sola empresa controle el recurso hídrico, a través de
cobros disfrazados logre recaudar cerca de 32 mil millones de pesos en el 2016,
mientras solo justifica el 25%% de sus
gastos por operación e inversiones.?
El debate del desarrollo urbano y la inequidad que tan
bien fue planteado David Harvey en su texto urbanismo y desigualdad social, nos
hace un llamado frente a lo que está pasando con la urbanización del campo y
fenómenos, como la ruralización de la pobreza de la ciudad, en un mercado
de tierras donde el extrañamiento y desplazamiento de la población nativa llegando
a un punto de no retorno, incluyendo los acaparadores de títulos mineros como
sucede en la provincia de Valderrama, frente a una indefensa población
adulta que se quedó en su soledad en la ruralidad.
¿Es posible que quienes son elegidos se planteen el
tema de la redistribución como una categoría ordenadora de los territorios en
desuso ante la monumental carga ideológica del neoliberalismo?
¿Es posible que sigamos haciendo eco del discurso que
si cobramos impuestos locales nos volvemos menos competitivos?
¿Estamos a 30 años de la elección popular de Alcaldes
donde la mayor parte de municipios de Boyacá, el 80% de sus ingresos dependen
de transferencias, y el 90% de su población es afiliada al Sisben?
¿En estas circunstancias que es lo que elige la gente?
No hay actualización de catastros, ¿existe una crisis del modelo de
descentralización?
Preguntarnos los temas del voluntarismo del
ordenamiento de si es posible plantearse un modo de producción simple o
reproducción ampliada, la revolución del espacio creado sobre el espacio verdadero
del que nos hablará Carlos Marx, en favor de la gente, o la misma
revolución que ha significado la recomposición orgánica del capital donde hasta
ahora los gran triunfadores ha sido el capital privado. Que hacer
para detener el costo del deterioro de los recursos ambientales, o mejor
crímenes ambientales como viene sucediendo en el área de influencia del Lago de
Tota con el cultivo de la cebolla, crímenes ambientales que hoy carga con el
costo del desabastecimiento como sucedió en la intervención que los
propietarios privados y expropiadores de la laguna de Fúquene tienen en colapso
a una importante población de más de 70.000 habitantes como es Chiquinquirá.
Como conciliar, desarrollo y medio ambiente donde estas formas de apropiación no
atenten contra los recursos naturales y en especial contra el agua, tienen las personas
la posibilidad de decidir sobre sus territorios o cada vez más son los
poderes supraterritoriales deciden finalmente no solo como vivimos sino
nuestras mismas razones existenciales, nuestra experiencia de vida cotidiana.
Foto tomada de http://www.boyaca.gov.co/ |
Es ante este deterioro y este “sálvese quien pueda”, que resulta la
resistencia de gobiernos regionales como en la actual gobierno de Carlos Amaya
con la política de Creer en Boyacá, que es hacerle frente al
abandono, al desanclaje total, a la perdida de mediaciones, de la desregulación
absoluta, a la privatización y la indiferencia, o la derrota moral, donde las
inversiones incluyendo el funcionamiento del Estado ascienden al año al billón
de pesos.
Qué sería de las comunidades si no existiera este Estado
que aún nos queda y nos convoca que invierte en vías, salva
hospitales, da respaldo a la economía popular para que la gente no
desaparezca del territorio, se construye un destino, gasifica las veredas,
mejora las moradas campesinas, hace
el convite con los comunados para arreglar camino veredal, administrar colectivamente el
acueducto etc?.
No es este acaso nueva forma de valorizar los territorios, no solo buscando
crear las identidades en cada subregión del departamento, potenciando sus
ventajas naturales, sino también los valores culturales donde aún existe la
posibilidad de culturas diversas, valorizando la vida a través de las
oportunidades del desarrol8lo. , buscando construir identidades solidarias. Dado esta discusión y sus significados podemos discutir si estamos ante una ruptura del Habitus del
que nos hablara Bordiú en gobierno de Creer en Boyacá , si estamos ante un camino de ruptura
con el Estado de socorro y
ventanilla asistencial ,hacia uno de transformaciones con significados y alcances
de reconfiguración política en la cotidianidad del territorio cuales
serian estos cambios?
No será la
única manera de detener el flujo migratorio y una reconfiguración de la
relación campo ciudad, donde surgen fenómenos importantes como la
recepción, no solo a los que huyen del consumismo sino a los que
tienen el valor de intercambiar, en un mundo donde cada vez es más
difícil socializar, mirarnos a la cara, estamos caminando hacia un
Departamento de recepción, de los que quieren mestizar con los nativos, falta
camino por recorrer en este trecho de un turismo, no solo para los
agentes inversionistas, con la seguridad de sus cajeros automáticos, sino
también para aquellos que quieren construir un nuevo cosmopolitismo humanista,
“Boyacá es para vivirla”, es una apuesta que toma fuerza para aquellos que quieren vivir la
experiencia de intercambiar, vivir juntos, que deciden autónoma mente el gusto
de estar con los otros y compartir sus propias realidades.
Estas y otras preguntas se harán en la Cumbre social y convite popular que se realiza anualmente en la Fundación San Isidro, (Duitama Boyaca), programado para el día 20 de enero de 2018 y que
esperamos hagan parte del debate político electoral del 2018.
Feliz año 2018
Referencias
Olson, la lógica de la acción colectiva, Grupo Noriega
Editores, (1993)
Jorge Iván González, aproximación al mercado de
tierras, Universidad Nacional (2016).
Carlos Marx , El capital, Fondo de Cultura (2000)
David Harvey, Urbanismo y desigualdad social, Siglo
XXI de España (2016)
Bordiú P. El sentido práctico, Siglo XXI de España (2008)
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