A través del tiempo se han dado
con dificultades procesos de organización institucional para darle forma al país,
para darle sentido a las actuaciones del Estado, para organizar los
territorios, para definir los centros y
las periferias, las relaciones campo y ciudad etc.
En el mismo sentido no ha sido fácil
para Colombia, lograr establecer los roles de cada uno de sus territorios,
desde el crecimiento endógeno, autonómico de los años 50, el proceso descentralizador de los años 80, y las nuevas tendencias de desmonte del estado
interventor y de bienestar de la década de los 90. Los conflictos sociales y la guerra siempre ha incidido en la
configuración de los poderes, y las dinámicas de las construcciones sociales, en las distintas regiones, dentro de
una triada desarrollo, acción y territorio, en varios territorios como fracaso de consolidar una armonía que
incluya la población.
En Boyacá, no ha sido ajena la
conformación de las instituciones y de estas con el influjo que la política real
le ha impregnado a las acciones planificadoras, su relación con la construcción
de territorio, con las instituciones, y los mismos imaginarios ideológicos,
donde siempre el político ha tenido un poder en el diseño, de la Boyacá de hoy,
más por omisión y alianza con intereses ajenos a la región . Por ello no
resulta fácil una pelea contra ellos, ha sido un mal no necesario, finalmente los atrasos, los grados de
desequilibrios, y subestimación de nuestra región con el poder planificador y político
del centro, lo han hecho ellos como una transacción donde los favores y las
retroalimentaciones clientelistas, con procesos de legitimación de políticas de
asistencialismo social, y manejo consentido de las instituciones sobrevivientes
a los procesos descentralizadores, tales como universidades, caja de compensación,
corporaciones autónomas, etc. y últimamente
manejo de los órganos de control, Contralorías, Procuraduría y Fiscalía.
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No ha sido su preocupación el diseño de la región,
en la planeación del desarrollo, más aun preparada para competir con la globalización
, organizarla para el crecimiento económico, y
los constructos sociales preparados para una competencia feroz y
apabullante, de los TLC, se han dedicado
por el contrario a la milimétrica repartición de las instituciones, de allí que
hoy van cuatro facasos en la elección de director de Corpoboyaca, y en el desenvolvimiento
del cuadro pre moderno en que se ha
convertido la reelección de procurador, (ver foto), institución inquisidora, y a la vez garante de
que procesos de corrupción contra los que violen las reglas del estado de derecho quedaran en la impunidad, la toma de sectores
corruptos de la procuraduría, hace que se pierdan garantías en Colombia para la
oposición y a la vez es un retroceso en el menguado
avance institucional que se ha tenido en los últimos 20 años, la reelección de
procurador Ordóñez, va en contra de los Colombianos y en favor exclusivo de la
clase política, parlamentaria corrupta,
algo que la sociedad logro hundir con la reforma a la justicia y que hoy
desgraciadamente sobrevive con la politización de la Procuraduría General de la Nación.