Colombia es una sociedad donde no es fácil poder
comunicarse, parte de las dificultades que explican la violencia, una de las
razones, son por la difícil condición de expresar lo que se piensa, en voz
alta, en ocasiones a costa de la misma
vida, lo que refuerza otras explosiones de intolerancia, de violencias sutiles,
cotidianas, que impiden en ultimas tener una sociedad psicológicamente más
sana, con más afectos y menos razones para tener motivos de odios, en todos los
niveles, relaciones laborales, familiares, en la calle, en el bus, en el aula
etc.
Esta relación de causalidad, puede llevar a
revalorizar más el papel de las redes sociales, un fenómeno social nuevo, que
tiene muchos significados por donde queramos valorarla, desde las
comunicaciones, personales, triviales, pero por ello no menos importante y
humanas, que los debates más sofisticados, elaborados de temas político,
públicos que dan rienda suelta desde lo
enardecido, militante, hasta lo ponderado.
Por ello, esta comunicación ha dado cabida a
ciudadanías abstractas, virtuales, singulares, que se ponen de acuerdo para
discutir temas reales, con distintas miradas, divergentes, convergentes, pero
con un denominador común, y es que se hace absolutamente entre iguales, no hay
allí posibilidad de sobre poner, argumentos de poder, de privilegios, las red
no permite, que las desventajas del mundo real, político o económico, este por
sobre la esencia del individuo, en si, por ello el argumento es el mismo, tiene
la misma validez, frente al universo de lectores que concurren, a compartir lo
que se está pensando, lo que se está trasladando la esfera del común, de la
opinión, abstracta no personalizada.
En este punto, el poder de las redes llega a
confrontar el dominio, del ejercicio que sobre la opinión ejerce, quien ostenta
infraestructuras, de dominación, para incidir en X o Y sentido en la opinión,
en Boyacá, un ejemplo de poder instituido, lo que comunican los medios masivos
como RCN, (el chisme noti-tendencioso de radio UNO), Caracol, o medios como el
7 días, controlados, por una relación jerárquica de dominación del capital. En
las redes se establece una confrontación desde las heterarquias, con ciudadanos
de a pie, sin poder, que reestablecen, otro sentido de la comunicación,
precisamente como un nuevo relato, que nunca podría llegar a ser contado,
narrado, desde estas estructuras de dominación, es decir el ciudadano anónimo,
ya no lo es, en la red, emerge como alguien que se puede expresar, que puede
contar lo que le pasa, denunciar un atropello, impactar con una desviación, construir desde el morbo, una
Razón de aproximarse, a lo que puede llegar a ser su felicidad etc.
Las redes sociales, crecen, se agrupan, son
tendencia, o contra tendencia, se multiplican, son descalificadas, de pandilla,
bandas, son como enjambres, que atacan, una amenaza para el status quo, por
ello son el personaje del 2014.Ellas con ellos nos conducen a lo que somos, un
complejo de relaciones sociales, culturales, supra territoriales,
omnipresentes, materiales e inmateriales, que refuerzan la construcción de los
nuevos espacios del compartimiento del mundo real, resignificando nuestro
humanismo y solidaridad, en la calle, en el bus, en la oficina, en el aula
etc., construyendo caminos hacia ciudadanías más informadas, más tolerante,
menos gregaria, mas políticas, quitándole margen a las discrecionalidad del
poder, neoliberal la mayor de la veces, inhumano, corrupto y corruptor.
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