Los siervos de la gleba vivieron entre el siglo V y el XV,
aunque realmente existieron relaciones de esclavos y semi esclavitud hasta el
siglo XVIII, poniendo fin con los procesos de liberación contra el
colonialismo.
El siervo estaba ligado al territorio, no era la persona la poseedora de derechos, era la
tierra, y por consiguiente su dueño quien ejercía este dominio, esta característica
general de relación amo- esclavo, tuvo arraigos fuertes en instituciones como
la encomienda, Tunja fue entre otras, ciudad de encomenderos. Estos crearon una
suerte de relaciones económicas, pero también sociales, ideológicas de dependencia, reverencia y sumicion, todo
este fenómeno prohijado y auspiciado por la iglesia.
Traigo a colación esta anécdota para explicar las relaciones
mistificadoras, cuasi religiosas que
adoptan algunas relaciones sociales, y
de explotación en el siglo XXI, donde no son las personas, sus necesidades, sus
derechos, su trabajo el que las empodera, y dignifica, sino que es el capital el que se engrandece
ante ellas, por ello el capitalista, debe tener todos los derechos, la estabilidad
jurídica, los incentivos tributarios, etc. para que explote la fuerza de
trabajo, a su vez exige fidelidad, entrega de su trabajador no importa si no
media ninguna relación decente salarial, de estabilidad o seguridad,(contratos
chatarra) el capital exige total
desregulación, y libertad para explotar, convirtiendo al trabajador, en un
apéndice, en un semi esclavo.
Este mismo tipo de ordenamiento se ha trasladado a la relación
en lo público entre el ciudadano y el Estado, en los programas sociales no son
derechos de los ciudadanos, sino una acción benévola, asistencialista con una relación
psicológica de dependencia, que exige otras fidelidades como la
acriticidad, tolerancia con la cultura de la ilegalidad, es una transacción de
aceptación, donde el ciudadano cede derecho y libertades como la de exigir transparencia y justicia, información, rebelarse
se da como una relación o costo del desarrollo a cambio de recibir el favor del Estado.
En Tunja este fenómeno histórico ideológico, ha dado lugar a relaciones
de sumicion de mandatarios locales con el sector privado, un ejemplo con las empresas privadas
de los servicios públicos, o negándose a
cóbrale los impuestos a los grandes negocios y relaciones clientelistas, de
estos mandatarios hacia las comunidades, quienes se abrogan el derecho de
irrumpir en su autonomía, utilizando el arma del presupuesto, instrumentalizan
juntas de acción comunal, asociaciones, o procesos, como la lucha de la mujer
pos su igualdad, población LGBTI población desplazados por inclusión etc. No como política pública hacia las comunidades
con derechos, sino como clientelas, como apéndices de los caprichos de la administración de turno.
En Tunja se enmarcan este
tipo de acciones como la del actual Alcalde quien negó utilizar el instrumento del endeudamiento
público, para financiar el plan de desarrollo, hoy ha cambiado de opinión,
muchos le respaldamos por no utilizar crédito y cobrar impuestos progresivos, a
los que pueden pagarlos, es decir por políticas de justicia distributiva, hoy todo lo ha trastocado, es un cambio visto
por el común como normal, se dice son los costos del desarrollo incluso la corrupción es
tolerada como parte de ese costo, por ello el concejo no tiene dificultad en
aprobarle dicho endeudamiento, afortunadamente
para Tunja existe una masa crítica que está
en ascenso, que exige información y
transparencia y está luchando por cambiar esta realidad.
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