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miércoles, 30 de julio de 2008

LA LECHE CRUDA LA CORTÓ EL GOBIERNO

Por Luis Bernardo Díaz
Presidente de Asoprofe-UPTC
Tuve la oportunidad de concurrir a dos importantes actos de los campesinos boyacenses en contra de los Decretos del Ministro de Agricultura que prohíbe la venta de leche cruda. El primero en Tuta (400 personas) y el segundo una marcha y concentración en Tunja con más de tres mil personas. En ambos eventos fue claro el rechazo a las medidas gubernamentales que pretenden dejar en la calle a millares de personas que subsisten de la venta de leche cruda. La Facultad de Derecho de la UPTC, por intermedio de José Alvarez presentó acción popular a favor de los lecheros.Indudablemente, todos estamos de acuerdo en los procesos de higienización desde la fuente en el ordeño, así como el buen manejo de pastos, la utilización de procedimientos asépticos que garanticen una leche de excelente calidad, sin ningún tipo de bacterias contaminantes. A ello se comprometen los productores lecheros. Pero no puede el Gobierno Nacional proceder a prohibir la venta de leche por recomendaciones de la OMC (no de la OPS), donde lo que se vislumbra es el apoyo a las grandes multinacionales de la leche y a los monopolios locales, como Parmalat, Nestlé, Alpina, Algarra, Colanta, etc. (las cuales brillaron por su ausencia en Tuta), para favorecer la concentración de capital en pocas manos. Se les exige a los lecheros bodegas de enfriamiento que valen del orden de $500 millones, que sólo lo pueden sufragar los ricos. Por lo demás, el ICA sólo tiene 20 técnicos para controlar la salud de más de 800.000 vacunos en Boyacá, lo cual demuestra la incuria gubernamental que exige pero no brinda asistencia técnica.
Resulta curioso entrevistar a ancianos de más de 90 años que dicen haber consumido leche cruda desde pequeños y llegan a edades longevas en perfectas condiciones de salud. Si lo que buscamos es el derecho a no tener hambre y la garantía de una asistencia nutricional, flaco servicio le hace el Gobierno a este postulado, cuando recientemente murieron de física hambre 11 menores en Barranquilla, sin que para ellos hayan marchas que llenen las plazas, como las de la Virgen del Milagro. El derecho a no tener hambre debe estar en la agenda colectiva de todos los gobiernos en el mundo, pues el derecho a alimentarse no es “solo llenarse”, sino ingerir las proteínas básicas exigidas por el cuerpo para desarrollar sus potencialidades. La FAO dijo que los colombianos somos un pueblo desnutrido y que consumimos menos de las calorías diarias exigidas por la dieta básica, lo cual genera otras enfermedades. Y si vemos que la comida cada día es más cara, que el aumento ínfimo del salario mínimo ya se lo “comió” la inflación por culpa del Gobierno neoliberal, indudablemente no podemos pasar de largo frente a la justa reclamación de millares de lecheros, pues con el decreto el vaso de leche se pondrá inalcanzable para millones de personas pobres, que son la mayoría de los colombianos.En síntesis, en Colombia se está cometiendo un genocidio social y sus víctimas no son precisamente entrevistadas para medir la popularidad del Presidente.

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