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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Siervos de la gleba siglo XXI.

Los siervos de la gleba vivieron entre el siglo V y el XV, aunque realmente existieron relaciones de esclavos y semi esclavitud hasta el siglo XVIII, poniendo fin con los procesos de liberación contra el colonialismo.

El siervo estaba ligado al territorio, no era  la persona la poseedora de derechos, era la tierra, y por consiguiente su dueño quien ejercía este dominio, esta característica general de relación amo- esclavo, tuvo arraigos fuertes en instituciones como la encomienda, Tunja fue entre otras, ciudad de encomenderos. Estos crearon una suerte de relaciones económicas, pero también sociales, ideológicas  de dependencia, reverencia y sumicion, todo este fenómeno prohijado y auspiciado por la iglesia.

Traigo a colación esta anécdota para explicar las relaciones mistificadoras, cuasi religiosas  que adoptan algunas  relaciones sociales, y de explotación en el siglo XXI, donde no son las personas, sus necesidades, sus derechos, su trabajo el que las empodera, y dignifica,  sino que es el capital el que se engrandece ante ellas, por ello el capitalista, debe  tener todos los derechos, la estabilidad jurídica, los incentivos tributarios, etc. para que explote la fuerza de trabajo, a su vez exige fidelidad, entrega de su trabajador no importa si no media ninguna relación decente salarial, de estabilidad o seguridad,(contratos chatarra)  el capital exige total desregulación, y libertad para explotar, convirtiendo al trabajador, en un apéndice, en un semi esclavo.
Este mismo tipo de ordenamiento se ha trasladado a la relación en lo público entre el ciudadano y el Estado, en los programas sociales no son derechos de los ciudadanos, sino una acción benévola, asistencialista con una relación psicológica de dependencia, que exige otras fidelidades   como la acriticidad, tolerancia con la cultura de la ilegalidad, es una transacción de aceptación, donde el ciudadano cede derecho y libertades como la de  exigir transparencia y justicia, información, rebelarse   se da como una relación o costo del desarrollo  a cambio de recibir el favor del Estado.

En Tunja este fenómeno histórico ideológico, ha dado lugar a relaciones de sumicion de mandatarios locales con el sector  privado, un ejemplo con las empresas privadas de los  servicios públicos, o negándose a cóbrale los impuestos a los grandes negocios y relaciones clientelistas, de estos mandatarios hacia las comunidades, quienes se abrogan el derecho de irrumpir en su autonomía, utilizando el arma del presupuesto, instrumentalizan juntas de acción comunal, asociaciones, o procesos, como la lucha de la mujer pos su igualdad, población LGBTI población desplazados por inclusión   etc. No como política pública hacia las comunidades con derechos, sino como clientelas, como apéndices  de los caprichos de la  administración de turno.

En  Tunja se enmarcan este tipo de acciones como la del actual Alcalde quien  negó utilizar el instrumento del endeudamiento público, para financiar el plan de desarrollo, hoy ha cambiado de opinión, muchos le respaldamos por no utilizar crédito y cobrar impuestos progresivos, a los que pueden pagarlos, es decir por políticas de justicia distributiva,  hoy todo lo ha trastocado, es un cambio visto por el común como normal, se dice son los  costos del desarrollo incluso la corrupción es tolerada como parte de ese costo, por ello el concejo no tiene dificultad en aprobarle dicho endeudamiento,  afortunadamente  para Tunja existe una masa crítica que está en ascenso, que  exige información y transparencia y está luchando por cambiar esta realidad.      





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